Los ácidos grasos que contiene el aceite de almendras son capaces por sí solos de facilitar la entrada de otros activos a nuestra piel, hablamos del ácido palmítico, el oleico y el linoleico. Ampliamente utilizado en cosmética desde hace siglos, el aceite de almendras nutre, hidrata y restaura la función barrera de la piel, favoreciendo además la regulación de la fase lipídica. Se usa mucho en pieles delicadas y sensibles por su gran tolerabilidad, en especial en la zona de los ojos que es la más frágil y fina del cuerpo. Lo podemos encontrar en cremas, sérums, jabones, champús sólidos, bálsamos labiales… y en su propia versión original.
Existen muchos tipos de almendras y por tanto, muchos tipos de aceites a partir de su fruto, desde las más amargas a las más dulces, siendo estas últimas las preferidas para uso cosmético.
Aunque se usa más en cuerpo, piel y cabello, el aceite de almendras también es muy popular en la cosmética especializada en el cuidado y belleza de nuestras uñas. Por ejemplo, la sudafricana Bio Sculpture (con distribución en España) cuenta con un aceite de almendras de alta calidad para tratar las uñas y cutículas más secas, así como para eliminar el modelado de gel en el salón.
El ácido oleico, su activo más buscado
En la composición del aceite de almendras, el mayor porcentaje corresponde al ácido oleico, un ácido graso monoinsaturado muy presente también en el aceite de oliva o en el aguacate. Es un gran lubricante con propiedades emolientes, antioxidantes y antiinflamatorias. Cuida la piel seca y el cuero cabelludo, ayuda con la cicatrización y calma la piel irritada, es lo que más destaca sin duda del aceite de almendras.
Como vemos el aceite de almendras, un clásico de toda la vida, lo podemos encontrar en diferentes productos gracias a sus propiedades.
Publicar un comentario